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Las deudas. Aquello que quedó pendiente, ahora lo reparo.

 

Si todo es energía y todo tiene a equilibrarse, puedes entender desde esta ley física que las deudas actuales son compensaciones a alguna “deuda del pasado”.

 

Con las gafas de la sistémica, así lo entendemos.

 

Y, eso, nos ayuda a tomar consciencia de que no solo se trata de revisar el pasado para vivir un mejor presente y futuro; sino que también nos ayuda a realizar acciones en el presente que sean éticas y saludables para, de esa manera, no generar dolor en las generaciones venideras.

 

Para que nuestros descendientes no necesiten “pagar” nada que no les corresponda.

 

 

“La culpa solo pertenece a quienes originaron el daño, pagar por lo anterior es arrogancia. Tu destino es tuyo. La humildad es aceptar lo que hubo antes”.

                                                                               Brigitte Champetier de Ribes

 

 

Desde el estado adulto puedes tomar mejores decisiones. El adulto interior no permite la influencia de emociones secundarias, porque solo vive las emociones que corresponden al momento presente.

 

Por tanto, el adulto sabe prever las consecuencias de sus acciones e intenta ir recolocándose y sintonizándose a cada instante por si tiene que hacer ajustes en sus decisiones.

 

Si te ha sucedido lo que a la mayoría de las personas, quizá en algún momento, has adquirido deudas económicas, ya sea para la compra de una vivienda, un coche, viajes, … y está bien, porque a veces los ingresos mensuales no son suficientes para todo aquello que vamos considerando necesario.

 

Cuando eres capaz de sentir esas deudas como un camino hacia el propio proceso evolutivo y agradeces a ese “dinero prestado” por permitir disfrutar de lo adquirido, tampoco sería un problema.

 

El problema empieza cuando no sales de deudas, cuando tienes la sensación de asfixiarte en ellas. Cuando necesitas una y otra vez pedir prestado, adelantos de sueldo, etc. Además, de que si el sueldo es limitado y sumas todas las deudas quizá ya empieces el mes con número negativos.

 

El problema es no agradecer lo que tienes y el tiempo que inviertes en generar ingresos, tu tiempo es valioso y necesita ser honrado y respetado.

 

El problema también es no tomar la responsabilidad, como adulto, informarte y formarte en educación financiera básica para tener más confianza en ti y asegurar una vida más tranquila.

 

Y, si una vez en tu estado adulto responsable, siguen desbordándote las deudas o te agobia el pensar en el dinero, es posible que haya algo en tu mente inconsciente que todavía no ha salido a la luz.

 

Si decides, por ejemplo, hacer una constelación te ayudará a comprender si lo que está sucediendo es algo tuyo o algo del pasado familiar o colectivo.

 

Las deudas nos obligan a amar, devolver o compensar.

 

Amar: vemos que en muchas ocasiones la persona que tiene deudas no respeta el dinero ganado, recibido y puesto al servicio de algo.

 

Y, esto nos muestra que la persona no agradece a su propia madre, no la ha tomado tal como es. Por tanto, no puede tomar la abundancia.

 

Devolver: dejar el pasado en el pasado y las deudas con quién corresponda.

 

Si vemos que estamos pagando por algo que no pertenece a nuestra vida, necesitamos ver a la persona que estamos imitando con las deudas, a la persona que elegimos “ayudar” con sus deudas; como si le dijésemos “yo como tú me endeudo” o “yo, mejor que tú, pago tu deuda”.

 

Compensar: tomar consciencia de que no salimos de deudas por llevar “la deuda” de alguien del sistema que no pagó y que no pudo ver el daño que hizo a quien no pagó (estafa, cierre de negocio, asesinato…)

 

Se necesita ver a la víctima y al deudor y ser un puente para la reconciliación profunda. Y, por otro lado, renunciar a pagar algo que no te corresponde.

 

Pero, en la compensación, puede también mostrarte un daño que has hecho a alguien y no lo has asumido.

 

En el momento en el que decides “verlo, asumirlo y repararlo”, y te das cuenta del dolor provocado, algo se libera y te devuelve tu dignidad, de manera que puedes de nuevo estar “libre de deudas”.

 

Cuando tomas consciencia de un dolor hecho, te duele el alma. Y, es necesario atravesar este dolor para que pueda ser liberado. Si nos justificamos, no podemos verlo ni asumirlo y es fácil caer en la expiación de esa culpa.

 

Si tienes deudas, si cada vez que estás cerca de terminar de pagarlas te viene algún gasto imprevisto que te obliga de nuevo a endeudarte, quizá hay algo que no estás pudiendo ver.

 

Si te resuena, puedo ayudarte a poner luz y buscar soluciones profundas, desde la mirada sistémica.

 

Grace Cañizares Pozo
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