Bert Hellinger es el creador de esta herramienta a la que denominó constelaciones o configuraciones familiares, su obra es tan importante que ha llegado a ser conocido en prácticamente todo el mundo. Una herramienta que está siendo utilizada tanto en el ámbito de la terapia como en el organizacional, jurídico o pedagógico.
En sus inicios Bert Hellinger se dio cuenta de que cuando había conflictos en las personas, detrás de los mismos, subyacían alteraciones o transgresiones de ciertas leyes a las que llamó Ordenes del Amor. Estos órdenes se observan como verdaderas fuerzas que ayudan a unir aquello que antes estaba separado y a equilibrar aquello que estaba descompensado.
Hellinger, realizaba regularmente psicoterapia grupal, añadiendo a este formato todo su conocimiento de otras ramas como la terapia primal, psicodrama, análisis transaccional, PNL, entre otras. Al poner en funcionamiento toda esta aportación, empezó a observar lo que pasaba cuando configuraba una familia o cualquier sistema y el efecto que tenía en los representantes cualquier movimiento o frase. Poco a poco descubrió que se trataba de una herramienta fenomenológica, era -y sigue siendo- muy difícil describir con palabras todo lo que acontecía durante estos trabajos grupales.
Se dio cuenta de que el representante, incluso no conociendo a quien representaba, sentía exactamente lo que esa persona estaba sintiendo. Se mostraba el problema y posteriormente modificaba a algún representante y observó que este movimiento repercutía en las emociones de todos. Más adelante, hace algo menos de 20 años, empieza a ver que no hace falta mover a los representantes, sino que éstos eran tomados por una fuerza del mismo sistema para que tuvieran movimientos propios, de tal manera que la configuración que se mostraba no era “manipulada” por el constelador. Es lo que conocemos hoy en día como Nuevas Constelaciones Familiares.
Aquí, tanto el constelador como los representantes se entregan a una fuerza que está por encima de todos y que va mostrando, por una parte, dónde está el bloqueo o el origen del mismo, y por otra parte, el camino hacia la solución.
A esta fuerza, Hellinger la llamó movimiento del Espíritu. Se trata de un campo lleno de información y del que forman parte constelador(a), cliente y representantes, así como los sistemas familiares de cada uno.