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Emociones y Campos de Pertenencia.

 

Desde el punto de vista de la sistémica hellingeriana, se considera que las emociones intensas y repetidas a lo largo del ciclo vital de la persona no sólo tienen que ver con su propia historia, experiencias o con tener o no recursos y habilidades para la gestión emocional.

 

Con esta herramienta se desvela que este tipo de emociones son fruto de la pertenencia a un campo mórfico.

 

Un campo mórfico es un grupo muy grande de personas, cientos o miles de ellas, que tiene algo en común: emociones, patrones de conducta, … Son personas que por resonancia son atraídos por este campo que, si va creciendo, se va haciendo más fuerte y atrae como un imán a más y más personas. A la vez, se vuelve más complicado salir de este campo.

 

Un campo mórfico puede ser, por ejemplo: víctimas de muerte violenta con ganas de venganza, en tal caso la persona llevaría una rabia desproporcionada que siente una y otra vez en su vida cotidiana.

 

Digamos, pues, que esta emoción deja de ser individual para pasar a ser colectiva.

Estos campos fueron descritos por Rupert Scheldrek (biólogo), estudiando a los bancos de peces y grandes grupos de aves que se desplazan de un lugar a otro como un solo ser. Los llamó campos de resonancia mórfica.

 

Pongamos el caso, por ejemplo, de la culpa.

 

La culpa puede aparecer en una persona como el arrepentimiento de un daño hecho, pudiendo sentirla, entenderla, reparar el daño producido.

 

O, puede aparecer con tanta fuerza, bloquea de tal manera, que la persona vive con constante sentimiento de culpa; prácticamente se siente culpable de todo lo que le sucede y lo que les sucede a las personas de su entorno. Cada vez que recuerda algo de su pasado, no puede evitar volver a sentir la misma intensidad de culpa, muestra una gran dificultad en perdonar, perdonarse, reconciliarse.

 

En estos casos, si la constelación desvela que la persona está atraída por un campo de personas que sienten culpa, va a mostrar también la Culpa por grandes daños hechos en el pasado. Una Culpa Colectiva.

 

Imagina, entonces, miles y miles de personas sintiendo culpa. Es como si el mismo campo se nutriese del sentir de todos aquellos que forman parte de él.

 

Llega entonces un momento en el que la persona tiene una “lealtad” a ese campo, a ese sistema mórfico de la culpa. Le cuesta dejar de sentirla mientras siga perteneciendo.

 

Siente culpa por dejar de sentir culpa.

 

Aunque parezca un juego de palabras, es algo más profundo de lo que parece. No es fácil salir del campo, porque la persona es quien es por ser parte de ese campo, siente pertenencia, siente alivio de sentir como el grupo al que pertenece, le da una identidad.

Todo esto a un nivel inconsciente, por supuesto.

 

Entonces, desde aquí, el constelador puede ayudar a la persona a tomar consciencia de ello; acompañarla a tomar su propia autonomía – con todo lo que ello supone- y hacerse responsable de sí misma.

 

Digamos que un campo mórfico es un campo de imitación y la elección adulta es dejar de imitar y comprometerse con hacerse responsable de sí mismo.

 

Quizá puedas preguntarte, desde tu estado adulto: ¿estoy dispuesto a dejar de alimentar ese campo? Porque cuantas más personas en ese campo, más fuerza bloqueante supone para todas ellas.

 

Cada vez que una persona sale del campo, con agradecimiento y honra, muchas personas del campo se sanan y pueden ir saliendo del mismo. Pues vemos a través del movimiento de constelación que el campo se vuelve más ligero y pierde fuerza.

 

La constelación conduce a una sanación colectiva.

 

Y, ¿qué puedo hacer?

 

A continuación, te dejo un ejercicio sistémico que puede servirte como un primer paso:

 

  • Date cuenta de que cuando sientes la emoción de forma intensa y no puedes dejarla ir tras unos segundos, es que ya estás siendo atraído por el campo mórfico de esa emoción.
  • Imagina delante de ti muchas personas sintiendo lo mismo que tú: culpa, ira, ganas de venganza, … y dirigirte a ellos diciéndoles “soy uno de vosotros”. Y permanece ahí unos segundos sintiendo la pertenencia.
  • Toma entonces una respiración profunda y toma tu estado adulto: con tu espalda recta, sintiendo tu respiración, trayéndote al presente (orientándote en la habitación donde te encuentres).
  • Y, desde ese estado de centramiento del adulto, les dices: “honro vuestra emoción (la que sientas)” “durante mucho tiempo he pensado que me pertenecía” “gracias por permitirme pertenecer cuando lo necesitaba” “ahora, que he crecido, tomo una nueva decisión” “ahora elijo mi propia autonomía y hacerme responsable solo de mis emociones” “ahora, dejo la emoción (la emoción que sientas) con vosotros”.
  • Sigue sintiendo tu respiración que te mantiene en tu estado adulto e imagina que con cada exhalación te vas separando de ese campo de resonancia. Es posible que sientas cierta angustia al separarte, es parte del proceso.

 

Si, con este ejercicio has sentido mucha angustia o has precisado parar en alguno de los pasos, es posible que necesites hacer una constelación completa.

 

Si te resuena este tema; si sientes que vives emociones o patrones de conducta difíciles de soltar, puedo acompañarte a buscar el origen y la solución.

 

Grace Cañizares Pozo
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