Existen dinámicas inconscientes que tienen consecuencias graves en la vida de la persona. Una de ellas es estar ocupando el lugar del padre de la familia.
Esta transgresión jerárquica es más frecuente de lo que imaginamos.
¿Cuándo una persona “decide” ocupar el lugar del padre?
Digo “decide” entre comillas porque al final es una decisión inconsciente, tomada a temprana edad y generalmente antes de la preadolescencia. Sabemos que en el niño existe el pensamiento mágico, ese tipo de pensamiento en el que le parece que puede “salvar” a las personas que quiere y a quienes detecta que tienen algún tipo de sufrimiento.
Entonces, este niño, de forma precoz “percibe” que hay un vacío en la familia, hay un lugar que nadie lo está ocupando. Por ejemplo: cuando el padre pasa muchas horas fuera de casa, cuando mamá se siente sola, cuando, a pesar de no haber una ausencia física, sí hay una falta de disponibilidad emocional o afectiva por parte del padre, cuando el padre está más pendiente de la familia de origen que de su propia familia, entre otros motivos.
El niño, especialmente varón -pero también la niña, si no hay un varón entre los hijos-, siente que tiene que hacerse cargo de aquellas cosas que le tocarían al padre. De alguna manera se convierte en la “pareja de mamá”.
“Ningún intento de hacerse cargo de algo de los padres tiene éxito”
-Bert Hellinger-
¿Qué se observa en niños o niñas que ocupan el lugar del padre?
Pueden presentar diferentes síntomas, bloqueos, dificultades como:
A temprana edad este síntoma puede pasar desapercibido, pero según va creciendo, las dificultades siguen aumentando pues vamos viendo que el tener que ocupar un lugar que no le corresponde, hace que la persona pierda fuerza en su propio lugar. Porque si algo nos muestra la sistémica de Hellinger, es que uno sólo tiene un lugar, el lugar propio es donde hay vida, amor, fuerza, gratitud, abundancia y fluidez. Pero, sobre todo, calma.
Cuando alguien que ha tomado consciencia de esta arrogancia -así definió Hellinger al ocupar el lugar de alguno de los anteriores- y toma una nueva decisión para hacerse cargo solamente de su vida y devolver al padre su sitio… la primera sensación en el cuerpo es de alivio y calma.
Porque no es liviano llevar lo que le corresponde a papá.
Porque hacerse cargo de mamá, de los hermanos, de tomar decisiones adultas cuando se es niño, de renunciar al disfrute y alegría propios de la niñez,… es pesado.
Al principio, cuando el niño o niña son muy pequeños, son las propias madres las que “empujan” a ocupar ese lugar; pero según vemos en los movimientos de las constelaciones familiares, también hay un deseo desde el amor ciego, de aceptar esta propuesta inconsciente de la mamá para que ella se encuentre bien, para que le acepte y tenga su amor.
¿Qué hacer si alguien se da cuenta de que no está viviendo su propia vida, o no la está viviendo desde su lugar?
El primer paso ya se ha dado, el darse cuenta, siempre es sustancial.
Lo siguiente: tomar la firme decisión de renunciar a ese lugar que le pertenece a otra persona. Dejando de hacer, decidir, ocuparse de asuntos que no son suyos. A pesar de la culpa que esto genera.
Claro, el sentir que mamá se queda sola, que no va a tener ciertos privilegios que tenía, etc, hace que la persona se sienta diferente y en parte, vulnerable. Ese lugar le daba cierta seguridad y se vuelve una zona segura. Toca dar el salto a la vulnerabilidad de ser uno mismo y afrontar su propia vida y, eso, no es fácil. De hecho, hay personas que no pueden llegar a lograrlo.
Frases que te pueden ayudar si este es tu caso:
Puedes hacer un ejercicio de visualización, imagina a tu padre delante y siente el cambio en tu cuerpo cada vez que le dices una de estas frases.
No se trata de repetirlas en “automático”, tómate tu tiempo para sentirlas primero en tu interior, notar su significado y luego dilas con decisión y fuerza, dándote espacios entre frase y frase para permitir que afloren emociones y las puedas expresar:
Quizá, tras la ejercicio, puedas sentir que también le haces mucho bien a papá con estas frases y con devolverle su lugar, pues al final es devolverle su dignidad y darle el reconocimiento como padre.
Por lo general, cuando no se ha podido tomar al padre porque no estaba disponible, es conveniente hacer una constelación para sanar el linaje masculino. Suele observarse que esto ya sucedió en varias generaciones.
Y, si tú eres madre y te has dado cuenta de que tu hijo está ocupando el lugar de su padre, prueba a decirle:
Si algo de este artículo te trajo alguna comprensión, algún “darte cuenta” y sientes que podemos ayudarte, no dudes en contactar con nosotros.
Grace Cañizares
Reconcilia-T